domingo, 21 de junio de 2009

BOSQUICIDIO EN MARRUECOS

Miren la foto. ¿No se les saltan las lágrimas? ¿No sienten al menos un escalofrío?.
Más de cinco siglos de vida, quizá mil años, convertidos en un gigantesco tarugo de madera olorosa, a lomos de un destartalado camión aparcado en una desforestada planicie frente a las desnudas montañas de donde se arrancó a este viejo cedro del Atlas (Cedrus atlantica).
¿Cuántas historias podría habernos contado, cuánta magia trasmitido, cuánto amor comunicarnos?.

Hoy ya no existe.

Convertido en anodinos tablones, habrá servido para hacer puertas con las que cerrar de las miradas indiscretas los palacetes de los nuevos ricos occidentales. Para proteger con el debido lujo nuestras propiedades privadas, dándole al mismo tiempo un toque "cool" y étnico a nuestras mansiones.
La imagen, publicada en el Foro Andaluz de la Naturaleza, evidencia una triste realidad. En los últimos 20 años ha caído bajo el hacha implacable el 60% de los bosques de cedro de Marruecos, especialmente los ejemplares centenarios, los más valiosos para el ecosistema, pero también los más apetecibles para el mercado internacional de la madera.
Por si fuera poco, la expansión del cultivo de cáñamo indio (Cannabis indica) para abastecer de hachís a Europa está causando una grave deforestación en las montañas del Rif, en lugares tan emblemáticos como la región de Ketama. Y lo que no talan los agricultores lo degradan los ganaderos quienes, azuzados por el hambre, están sometiendo a este frágil bosque a un sobrepastoreo insostenible.
Más al sur, en el Atlas Medio, el avance del desierto y el aumento de la cabaña ganadera está dando lugar a un terrible bosque, el de los cementerios de cedros, antiguos cedrales de cuyos arboles muertos apenas quedan ya sus esqueletos en pie.
Dice Hermann Hesse en El viandante: "Un árbol es vida de la vida eterna". Y añade:"Quien ha aprendido a escuchar a los árboles ya no desea ser un árbol. No desea ser más que lo que es".
Desgraciadamente, nuestra sociedad ya no escucha a los árboles, a la Naturaleza. Preferimos talarlos, convertirlos en insulsos metros cúbicos de madera.Indudablemente, perdemos eternidad.

Tomado de "El Guardabosques, boletín ecológico".

miércoles, 3 de junio de 2009

Los valores ecológicos del cerro de La Cantueña, más amenazados cada día.

Lejos de cumplir con su obligación de conservar los irremplazables valores ecológicos del cerro de La Cantueña, el gobierno municipal de Parla promociona proyectos que degradan gravemente y destruyen estos valores.
Así, las inmediaciones de este cerro, -vitales para la conservación de su biodiversidad- pierden gradualmente cada vez más hectáreas de valiosos hábitats.
De esta manera, dentro del delirante nuevo PGOU de Parla que pretende urbanizar el 79% del término municipal, el gobierno municipal proyecta al norte del municipio una macro-urbanización de 20.000 nuevas viviendas en altura¹, que entre otros impactos ambientales supondrá una aberración paisajística para el entorno de este espacio natural.
El primer paso para desarrollar la macro-urbanización, es dotarla de las infraestructuras necesarias para atraer a la clientela que se interese por estas viviendas.
Así, la primera medida fue el trazado del recorrido y la construcción del tranvía atravesando el futuro emplazamiento de la macro-urbanización, con el pretexto de cerrar el recorrido del mismo. Para ello, no solo se trazó dicho recorrido por las inmediaciones de este espacio natural, -con gran impacto ambiental- sino que se construyeron las instalaciones de las cocheras frente a él, destruyendo una extensión de 24.000 m² de valiosos olivares.
Otro paso, fue proyectar una nueva estación de cercanías denominada “Parla Norte”, para dar servicio a la macro-urbanización, ubicándola frente a este cerro, sin importar el coste ambiental de la misma.
En estos momentos, se desarrolla otro nuevo proyecto de gran impacto ambiental que contribuye a degradar el valioso entorno natural del cerro de La Cantueña. Se trata de las instalaciones del nuevo parque de bomberos de Parla, ubicado a escasos metros de este cerro.
La construcción de la nueva plaza de toros de Parla, en el entorno de esta gran urbanización, con el propósito de crear un lugar donde seguir celebrando corridas- injustificable y cruel distracción-, ha causado un grave impacto ambiental en los valiosos olivares y almendrales colindantes, al haber sido destruidos casi en su totalidad.
Estas arboledas, en buen estado de conservación, eran un hábitat idóneo para la fauna silvestre, especialmente para multitud de aves, que se han visto privadas de un lugar privilegiado.
Por último, nada impide ya dar el paso definitivo -una vez devastadas sus inmediaciones- y transformar el cerro de La Cantueña en un absurdo inmenso parque urbano, acorde con las exigencias de esta gigantesca operación urbanística, arrebatándole sus inmensos valores ecológicos.
Poco le importará a la fauna o a la flora del cerro de La Cantueña, que el agua almacenada en el gran depósito construido para regar el parque sea reciclada o potable, ellos habrán perdido su último refugio.
Y es que, con la instalación de este desproporcionado parque urbano desaparecerán para siempre:
  • Hábitats como los retamares y los matorrales halonitrófilos, -a pesar de estar catalogados por la Directiva comunitaria de Hábitats como de interés comunitario-, y las zonas subesteparias de gramíneas y anuales, -catalogadas como de interés prioritario en su conservación-
  • La variada y valiosa flora del cerro de La Cantueña, con sus 271 especies, -entre las que destacan ciertas especies por su valor biogeográfico: 10 endemismos ibéricos, 5 endemismos ibero-magrebíes y 7 especies que encuentran en este cerro su límite occidental en la Comunidad de Madrid-.
  • La insospechada y rica fauna de este cerro, con sus aproximadamente 110 especies de vertebrados, -es decir, 91 especies de aves, más de 12 especies de mamíferos y 7 especies de reptiles-, y las 167 especies de invertebrados contabilizadas hasta el momento, -entre las que destacan 2 endemismos ibéricos, 1 endemismo ibero-magrebí, 25 especies de mariposas diurnas, algunas muy escasas y localizadas a nivel regional, y más de 10 especies de mariposas nocturnas, entre las que sobresale una especie protegida legalmente por su escasez y por ser la mariposa más grande de Europa-.

Es decir, no solo desaparecería el último refugio de la fauna y la flora al norte del municipio, sino también los paisajes campestres, la esencia natural de este cerro, la herencia de siglos de labores agrícolas y con ella uno de los últimos olivares-almendrales de Parla, cada día más amenazados por el urbanismo descontrolado, todo a cambio de crear un innecesario parque urbano, que satisfaga los intereses de unos pocos.

¿Por qué transformar un espacio natural en un simple parque urbano, cuando la única medida acertada sería la conservación de sus hábitats y la recuperación de los más degradados?.

A raíz de la catalogación del Cerro de La Cantueña, y su entorno inmediato, como “Bien de Interés Cultural “ en la categoría de “Zona Arqueológica”, por parte de la Comunidad de Madrid, según resolución de 23 de septiembre de 1994, Izquierda Unida ha presentado una enmienda al documento inicial de la Agenda 21, consistente en “garantizar la conservación de la zona protegida del cerro de La Cantueña frente a las posibles agresiones”.

Al parecer, a esta formación política únicamente le preocupa que la transformación en parque urbano de este cerro no afecte a posibles restos arqueológicos, menospreciando sus insustituibles valores ecológicos que se perderán con la creación del parque, el cual proyectó en compañía del PSOE.

Así, no solo no ha presentado ninguna enmienda al documento inicial de la Agenda 21, que garantice el cese de las continuas agresiones medioambientales que padece este cerro y su entorno, que lo degradan cada día más, sino que propone en otra de las enmiendas presentadas, solicitar a la Comunidad de Madrid el desdoblamiento de la M-408, carretera que conecta Parla con Pinto, y que discurre frente al cerro de La Cantueña, es decir, propone aumentar la presión medioambiental sobre este frágil espacio natural, cada día mas amenazado.

Las escombreras ilegales, emplazadas en la cima sur del cerro de La Cantueña y a lo largo del camino del Costerón, -tanto en las proximidades de la trinchera del tren de cercanías, como en la cima del cerro de La Cantueña o en el límite norte del municipio, junto a las vías de dicho tren interurbano-, el persistente circuito de MotoCross instalado ilegalmente hace más de una década en las laderas de este cerro o la actual instalación de un nuevo tendido eléctrico, son ejemplos evidentes del absoluto desinterés de los gobernantes municipales por evitar la continua degradación de los valores ecológicos de este cerro.


¹ Nota de prensa del partido Iniciativa Social de Parla-Vientos del Pueblo del 16 de noviembre de 2008. “Denuncian la amenaza que supone el PGOU de Parla para el medio ambiente de la localidad”.